Sanar la relación con nuestros padres es fundamental para nuestro equilibrio emocional.
A veces quedan daños y reproches por su forma de actuar hacia nosotros, pero hay que entender que lo que hicieron fue desde su estado de conciencia y comprensión que tenían de la realidad.
Otras esos daños encerraban profundas lecciones que necesitabamos aprender.
Con amor los bendecimos y cerramos esa etapa, para hacernos cargo de nuestra propia madurez emocional.