Consideramos a la tristeza como una emoción negativa, tendemos a negarla y rehuir de ella. Sin embargo, como cualquier otra emoción la tristeza tiene mucho que contarnos de nosotros mismos.
Se trata de permitirla y pararse a escuchar qué nos quiere mostrar. Qué o quién nos está decepcionando.Una vez tomada consciencia de ello podemos quitarle la atención.
Como en la imagen, esa persona está mirando las copas derramadas sin darse cuenta que a su espalda tiene dos copas llenas esperándole.