Cuando tocamos fondo podemos sentirnos victimas de la vida o de nosotros mismos. No somos capaces de darle el enfoque de que posiblemente es una buena noticia. A partir de ahora solo hay una dirección y es hacia arriba.
Tocar fondo nos ayuda a soltar nuestra antigua piel, esa que ya no acompañaba a lo que realmente sentías. Ha llegado el momento de ser quien eres en realidad.