Cerrar un ciclo es dejar ir lo que ya no es. Tenemos vivencias en nuestras vidas que son necesarias para nuestro aprendizaje o el de otros, pero una vez que pasan, debemos volver a colocarnos en el momento presente soltando los apegos (ya sean negativos o positivos) a esas circunstancias pasadas.
Confiemos en lo que ha de llegar, tenemos los recursos necesarios para afrontar todo lo que nos sea dado.
Perdemos nuestra paz cuando intentamos controlar lo que viene, también lo hacemos cuando no estamos en el momento presente y así mismo cuando nos vamos a ese pasado y las connotaciones particulares que tiene para nosotros.
Cuando algo ya ha terminado lo hace porque así debe ser en nuestra vida, cuanto antes tomemos conciencia de esto, antes nos colocamos en el aquí y ahora haciendo espacio a lo que debe llegar, que por propia ley de evolución supondrá un avance en cualquier sentido para nosotros.
Ahora que se va este 2017, aprendamos de las experiencias que hemos tenido, perdonemos los errores de otros que nos lastimaron, perdonemos a nosotros nuestros propios errores y tengamos la certeza de que 2018 nos traerá todo aquello que sea necesario para avanzar.
Cerrar un ciclo es permitir que la vieja energía no se quede estancada en nosotros, permitiéndonos crecer y dar paso a todo aquello que la vida tiene preparado para nosotros, que siempre que nos quitó algo es porque nos tiene preparado algo mejor.